martes, 30 de junio de 2009

Personas con discapacidad de AFANDEM participant como voluntarios en el Comedor Social San Simón de Rojas


SOLIDARIOS CON LOS MÁS NECESITADOS

Un grupo de personas con discapacidad intelectual de Afandem, acude cada sábado a prestar apoyo en el Comedor Social San Simón de Rojas en Móstoles. Se trata de un comedor social para desempleados y sus familias y junto a un grupo más amplio de voluntarios, los usuarios de Afandem cooperan y son solidarios con las familias necesitadas de su localidad en estos tiempos de crisis.

Móstoles, 23 de junio de 2009.
Mª José, Mario y Jose son algunas de las personas con discapacidad intelectual de Afandem que cada sábado colaboran en el comedor social San Simón de Rojas, un comedor ciudadano que atiende a los parados sin recursos económicos de Móstoles fruto de un convenio entre el Ayuntamiento de la localidad y la Hermandad Simón de Rojas. Como cualquier ciudadano podía inscribirse como voluntario para las tareas de preparación de las comidas y recogida de la instalación, varios usuarios de Afandem decidieron prestarse a estas tareas y desde mayo asisten regularmente cada sábado de 9 a 11, a servir desayunos.

Mª José y Mario comenzaron juntos. Aunque a ella al principio no le gustó mucho ahora está “ encantada de ayudar a las personas y a los pobres” En cuanto llega al comedor no pierde el tiempo “ Preparamos las mesas y cuando termina el desayuno recogemos” . Mario es el único autogestor que acude como voluntario. Significa mucho para él ayudar a las personas que menos recursos tienen. Se siente muy orgulloso y nos cuenta que fueron las personas con discapacidad intelectual de Afandem quienes propusieron esta actividad a las educadoras del centro. “Además del 1 al 5 de cada mes recogemos alimentos y ropa usada en la Asociación y les traemos al comedor”

Maria Teresa Rodriguez coordina el comedor y nos cuenta que “se han integrado fenomenal. Se relacionan con la gente y con el resto de voluntarios y nos han sorprendido lo bien que se han adaptado. Cuando se les trata se ve que son personas totales, que tienen algún defectillo pero como lo tenemos todos. Ninguno somos perfectos”

Esta experiencia significa una nueva forma de entender el voluntariado de las personas con discapacidad intelectual, no sólo como receptoras de ayuda sino como una vía válida para ejercer su solidaridad con otros colectivos y para participar en el entorno.


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